De
desagradecidos está el mundo lleno . . .pero, ¿qué más quieren que haga? No
tienen suficiente con que dejara la corona encima de mi estimado hijo…¡vaya
otro! Pero en este caso es la malévola plebeya republicana, mira que se lo
advertí, que no se casara con esa bruja. Mira ahora lo que me han hecho. Tengo
que estar recluido en este desierto, lejos de mi país, con todo lo que me costó
llegar a él. Recuerdo lo duro que fue, siempre alejado de mi familia, a las
órdenes del general, aquel asesino, pero yo tragando quina, todo sea por cumplir
tu destino. La sangre azul que llevamos en las venas. Y todavía algunos se
extrañan de mi comportamiento, si lo llevo en la sangre de toda mi extirpe
milenaria. Tuve una infancia difícil, Juanito aquí, Juanito allá. No podía
disponer ni de unas tristes monedas, todo tenías que justificarlo. Y después me
hacen casar con la fea de la griega. Yo no estaba enamorado, pero ¡ale! A dar
descendencia al trono. La primera noche se lo dejé bien claro. Le haría los
hijos necesarios, pero a mí que me dejara ir con quien quisiera. Y mira por
donde, como soy el “campechano”, allá donde iba me salían como setas y me las
encontraba siempre en la cama. Luego querían que las mantuviera, claro, pero
ese tipo de mujeres ya lo sabes, después te pasan factura. Lo que jamás me
hubiera imaginado es que la rubia, posando con su hijo en la barbacoa, como si
fuéramos una familia de clase media feliz, cazando elefantes para promocionar
su empresa, y ahora me llevara a los tribunales. Me duele muchísimo porque
estaba dispuesto a divorciarme y casarme con ella. No te puedes fiar de ninguna
mujer, siempre acaban traicionándote. Suerte tengo de estos amigos, amigos
incondicionales que saben mucho de finanzas y no dejarán que me pase nada. Cada
día me rio leyendo las noticias y sobre todo cuando me llama la Eyre y me pone
al día de todos los chismorreos que se alimentan en las televisiones y ella
aprovecha para vender libros.
Añoro
mi país, quiero volver, pero no estoy dispuesto
a pasar tanta vergüenza como me hicieron pasar la otra vez:
“Lo
siento, me he equivocado, no volverá a suceder”
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