domingo, 22 de noviembre de 2020

TRUFAS PARA CRUZ



 

Sinopsis

La protagonista de esta historia la llamaremos Cruz. Cruz es una de esas mujeres anónimas, especiales, que ya han traspasado la barrera de los cuarenta y tantos y tienen en su haber una mochila cargada de desamores y relaciones que no llegaron a buen fin. Estas mujeres las vemos en las colas de los cines, teatros, asisten a conferencias, cursan estudios universitarios, viajan a lugares lejanos, pero siempre rodeadas de otras mujeres. Pueden ser económicamente independientes, funcionarias, oficinistas, maestras, aunque se muestran inseguras en sus sentimientos. Arrastran con dignidad y disimulo su soledad, pero en la intimidad de su alcoba anhelan desesperadas esas caricias masculinas que las hagan temblar de placer. Perdieron su oportunidad de ser madres y envidian en el fondo a sus amigas que hace tiempo formaron una familia. Contradictorias, cándidas e ingenuas, con profundas carencias afectivas, experiencias dolorosas sucedidas en la niñez, las hicieron vulnerables a hombres despiadados, donjuanes engañosos, vividores sin escrúpulos que con mucha labia irrumpen en sus vidas y consiguen someterlas y maltratarlas dejándolas todavía peor, si es que logran salir airosas de las cárceles en las que habitan.

Esta es la historia de Cruz, que por sacarse de encima al monstruo de la soledad, convivió un tiempo con Lucifer.

Cruz hacía tiempo que vivía sola con su gato Ismael. Trabajaba en una multinacional en el Departamento de Finanzas, y tenía muchos amigos. Amigos cosechados en su larga trayectoria laboral o compañeros de viaje o de estudios o conocidos del gimnasio o incluso aquellas amigas de la infancia, pero llegado el fin de semana, cada oveja se iba a su corral. Cruz temía que llegara el viernes y volver a casa por la tarde sin ningún plan. Entonces se estiraba en el sofá, miraba la tv mientras su gato le mordisqueaba la zapatilla y con aquella pesadez que produce el no hacer nada, anochecía. Muchas veces acababa llorando. Entonces el monstruo de la soledad la absorbía completamente, hasta el punto de no permitirle reaccionar. El sueño finalmente la vencía entre lágrimas y sollozos.  

Un día, no pudiendo soportar más esta situación, viendo como le pasaban los cumpleaños, y todavía soltera, sin demasiados amigos con los que compartir, incapaz de salir sola, se paró en el primer quiosco y se compró la Guía del Ocio. Hacía unos años le había resultado. Encontró un grupo de gente, solteros como ella que hacían muchas actividades en común. Durante tres años estuvo saliendo todos los fines de semana, incluso las vacaciones, con este grupo de amigos que se hicieron inseparables. Pero como todo en la vida tiene fecha de caducidad. Los hombres, viendo que no había sexo, ni tampoco Cupido permitió que se hiciera alguna pareja, fueron desfilando uno a uno. Las amigas primero estuvieron saliendo un tiempo, pero luego también se fueron enfriando las relaciones hasta perderse todo contacto. Cogió la Guia del Ocio y se fue directa a las últimas páginas de Contactos. 

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