jueves, 3 de julio de 2025

EL DIA DEL APAGON, 28 DE ABRIL DE 2025

 



                    A las doce del mediodía, nos quedamos sin luz. Todos los aparatos se fueron desconectando y, lo primero que pensé, fue que algún cortocircuito en casa hubiera desconectado el diferencial. Enseguida me di cuenta que era algo más importante, pues los vecinos iban comentando la dimensión del tema.

          Aquel día precisamente tenía visita con la doctora del CAP. En una revisión ginecológica me habían detectado algo “sospechoso” y era necesario que me visitara un urólogo. Primero dudé si funcionarían las visitas médicas, pero comí deprisa, tampoco funcionaba la televisión para ver mis series preferidas de 3CAT y me fui al CAP. Por suerte tenían generadores y la doctora me visitó con amabilidad y después de leer el informe, activó el proceso de derivación al Hospital de Mataró.

          Después me fui andando a la plaza Santa Ana para tomarme algún refresco y ver el ambiente. Intenté llamar a mi amiga Blanca, que trabaja cerca en la calle Santa Marta, pero los teléfonos no funcionaban. Unos jóvenes que estaban sentados en una mesa, cerca de mí, iban comentando que incluso había caído Internet y la dimensión que iba cogiendo el apagón. Me acabé el refresco y me fui a casa.

          Al llegar todavía era de día y me acordé que no sé dónde compré una especie de linterna redonda para en caso de accidente con el coche, servir de alarma. Tenía dos funciones y la luz era muy potente. Me sirvió genial para moverme por casa y prepararme la cena. No tuve ningún problema porque siempre ceno fruta, un poco de queso y un yogurt. Como no funcionaba la televisión me metí en la cama. Cogí el móvil como cada noche para dar las buenas noches a todos mis contactos, familia, amigos, etc. Y entonces sí que me cogió un poco de angustia, sin llegar a un ataque de ansiedad, de sentirme completamente aislada y desconectada del mundo. Estaba sola, con mi gato Nil, y si aquella noche me sucedía algo, nadie se enteraría. No sé cuánto tiempo transcurrió, pero enseguida se sintieron voces seguidas de aplausos y la luz había retornado. Encendí la televisión de la habitación y como cada noche estaban dando las noticias. Vaya notición. Después me dormí plácidamente, sin pensar ni especular en todo lo que vendría después. La mente poderosa que nos puede llevar a los rincones más oscuros, produciéndonos emociones indeseables.

 

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