Cada mañana cuando abro los ojos, incluso sin haber terminado de despegar los párpados, al recuperar la conciencia después del sueño de la noche, mi mente ya está llena de ti.
Otras veces me despierto sobresaltada en medio de la oscuridad y, sin poderlo evitar, mi pensamiento vuela a tu encuentro. Me imagino entre tus brazos, cubierta por tus besos, protegida por tu amor. Segundos más tarde el corazón se me estriñe y tu ausencia me enloquece. Las horas transcurren y no puedo volver a dormir.
Desde el día que entraste en mi vida, de esto hace ya dos años, ni un solo minuto he podido dejar de pensar en ti. En momentos quisiera olvidarte. Estremeces mi alma, inundas de lágrimas mis ojos, y el dolor de no tenerte, la idea de perderte, me entristece y deprime. Me quita el aliento y las ganas de vivir.
Nada me distrae ni divierte. Estoy en el trabajo y no puedo concentrarme porque la pena me embarga. Te añoro profundamente. Entonces cojo el teléfono y marco tu número. A medida que el ring suena, una, dos, tres, varias veces, el corazón se me acelera, cual caballo desbocado y me golpea fuertemente el pecho. Seguidamente escucho la voz hermética: Ha llamado al teléfono . . . grabe su mensaje. Dejo pasar un rato y vuelvo a intentarlo. Y así un día y otro y otro más. Miro el calendario, ¿qué día es? Dejaré pasar una semana y lo volveré a llamar.
Así sentía y se desesperaba Ana. Pero no era la primera vez que se encontraba en esta situación. Para ella el desamor era un hecho constante en su vida. A los 3 años perdió a la madre. Esta murió en el parto al dar a luz a su hermana pequeña y este suceso la marcaría para el resto de la vida. Fue como si de un tajo le arrancaran su pequeño corazón. Un gran vacío ocupó desde entonces su alma. El desamparo y la inseguridad la acompañarían durante muchos años. El sentimiento de orfandad hizo que caminara siempre errante, como el pajarillo que cae del nido y busca un nuevo hogar.
A partir de ese momento y con una idea fija forjada en su mente, emprendería un angosto camino en busca del amor perdido. Pero como si una maldición recayera sobre ella, o como si una asignatura pendiente en la otra vida, tuviera que ser superada en ésta, todos aquellos hombres de los que Ana se había enamorado, habían ido desapareciendo igual como llegaran. Y a medida que los años transcurrían, la soledad más tenebrosa la acorralaba.
Ahora hacía dos años que Emilio contestó al anunció que Ana puso en Internet. Uno de esos lugares para encontrar amigos, pareja, etc. Fue a la vuelta de uno de sus viajes. Llegó cansado a casa como de costumbre, tomó una ducha, le puso de comer a su perro “Gordi”, se relajó y se conectó a la red. Empezó a navegar y entró en la web de los contactos. Vió la foto de Ana y leyó su perfil. Le gustó su sonrisa amplia y sincera, sus brillantes ojos destellando simpatía y bondad. Se enterneció al leer que todavía esperaba a su príncipe azul. Sin dudarlo le escribió.
¡¡HOLA!! Te he visto en amigos.com y me agrada tu forma de ser, no seré tu príncipe azul pero sí puedo ser alguien muy especial y sería para mí un honor el poderte conocer mejor y que me conocieras, escríbeme a mi correo personal que es emilio@hotmail.com
Un saludo desde las islas Afortunadas.
Esta es una copia de mi perfil:
Soy un hombre alegre, divertido, inteligente, romántico, sensible, amoroso, tierno, apasionado, lleno de paz y armonía, que ama la naturaleza, los animales, y sobre todo a las personas. Quiero buscar la verdadera amistad, que sea honesta y sincera, y que a partir de ella se llegue al amor. Quiero entregar mi cariño y mi amor a quien esté dispuesta a entregar su cariño y su amor. Sin espacio y sin medida.
Por supuesto Ana le contestó de inmediato:
“Hola,
Acabo de recibir tu mail y me agradaría que me contaras más sobre tí. También, si tienes una foto y me la quieres enviar, por aquello de que una imagen vale más que cien palabras . . . A mí ya me has visto, supongo en mi perfil y qué te voy a contar, pues que me encanta todo esto de Internet y conocer gente de todo el mundo. La amistad es algo muy importante y aunque hoy en día en ciudades como Barcelona es muy difícil contactar con la gente y todos nos sentimos bastante solos, pero ya ves, con este invento me han contado que hay gente que le ha ido muy bien e incluso han encontrado a su media naranja.
Bueno, espero tus news !!!
Un abrazo,
Ana
Tu media naranja, ¡qué ironía! No sé quién diría semejante memez, si hoy en día ya no hay medias naranjas que valgan. Lo cierto es que esta sociedad nos aboca cada vez más a una vida individualista y es muy difícil encontrar a una persona a la que te puedas acoplar. Cada vez somos más egoístas, y también nos sentimos mucho más solos. Nadie te va a venir a plantar flores en tu jardín. Pero esta lección Ana, a pesar de sus añitos, todavía no la había aprendido. Su autoestima era siempre tan baja, que se diría casi nula. Debido a lo que le sucedió en su infancia, vivía dentro de un mundo de fantasía e irrealidad, creyendo que un príncipe azul vendría a rescatarla, lucharía por ella, la protegería y cubriría con su amor.
Emilio de alguna manera se parecía mucho a Ana. Su madre lo abandonó pocos días después del parto y su padre tuvo que llevarlo a que lo cuidara la abuela. Este hecho lo marcaría también y haría que fuera de una forma especial. El sentimiento del rechazo lo acompañaría de por vida y los miedos al fracaso en el amor, harían que jamás pudiera entregar de lleno su corazón a una mujer. Una cosa muy importante lo diferenciaba de Ana. Emilio era una persona independiente que había luchado muy fuerte y creado su propia empresa. Se pasaba la vida viajando porque cada vez ésta se hacía más grande y se extendía por diferentes países. Disfrutaba en su trabajo, pero ahora estaba en unos momentos bajos. Hacía tiempo que se sentía cansado, y esto hacia que se planteara muchas cosas. ¿Para qué trabajaba tanto si a fin de cuentas estaba solo y no tenía familia?
Bastaron unos pocos mails para que Ana se enamorara nuevamente y una gran puerta de esperanza se abriera ante ella. El era el hombre de sus sueños. Por fin había llegado el momento, su momento dorado. Emilio reunía todos los valores que ella siempre había dibujado, su ideal de hombre pareja, de marido amante, de amigo padre. Entonces entró en una dinámica sin retorno. Salía de trabajar y regresaba a casa corriendo para abrir el ordenador y esperar que los mensajes aparecieran. Cerraba los ojos y pronunciaba su nombre. Cuando por fin llegaba el esperado mail de Emilio, explotaba en un llanto. Lloraba de alegría y de tristeza. Así durante dos largos años.
Los mails de Emilio cada vez se distanciaban más. Unas veces le prometía que la llevaría a Marrakets, otras le preguntaba qué planes tenía para el próximo fin de semana, que por fin vendría a visitarla, pero lo cierto era que jamás llegaba. Luego se disculpaba explicándole lo estresado y agobiado que estaba, yendo de un lugar a otro, intentando poner orden en su empresa. Despidiendo a delegados que le robaban y haciendo meetings internacionales.
Un día recibió este mail:
Mi querida Ana,
He pasado gran parte de mi vida pensando que el tiempo lo puede todo, que en la vida las cosas necesitan su tiempo y su espacio...Y si en realidad el tiempo no lo pudiese todo, si no fuese tan cierto que las cosas con el pasar de los días se van olvidando, o las heridas no se
van cerrando, ¿cuántas cosas cambiarían?
Siempre he creído que es muy fácil pensar que con sólo dejar pasar los días, meses o años las cosas se solucionan, y lo peor es que uno se autoconvence y se cree un superado, alguien que tuvo la suerte de superar un dolor y sobreponerse y se vuelve a sentir fuerte. Pero me estoy dando cuenta que no soy de piedra, que no soy tan fuerte como pensaba y que también soy vulnerable. Un buen día, quizás el menos pensado, todo el castillo que creía tan sólido ha comenzado a temblar, porque te encuentras de nuevo cara a cara con el dolor, con ese sentimiento tan helado y tan dormido del que ya casi ni te acordabas, pero sin embargo sigue ahí, y comienza a despertarse con todas las fuerzas acumuladas por el tiempo en que estuvo inactivo y quiere salir, quiere gritar que está vivo y que va a dar pelea, y es ahí cuando tu corazón se revela y quiere demostrar lo que en realidad siente, eso que tu cabeza le hizo guardar... y el corazón no solo es sentimiento, también es un músculo que nos hace vivir y si algún día se nos para, todos nuestros sueños y nuestras esperanzas se van a otro lugar.
Ahora mismo ha comenzado en mi una terrible guerra entre la RAZÓN y el SENTIMIENTO, y quién sabe que es lo que realmente vale más, porque la RAZÓN piensa: -"-Otra vez no, o acaso no te acuerdas del tiempo que te costo volver a ponerte en pie, o no te acuerdas de esas noches sin dormir, de esos desvelos y angustias, de tus días vacíos, de tus noches sin estrellas..
¿Quieres realmente volver a vivir todo eso?, o ahora que ya estas de pie no seria mejor que anduvieras por otros caminos, porque sinceramente el amor de tu vida no te falta, tienes la capacidad de enamorar a la mujer mas maravillosa de este mundo, y te vas a hacer problemas por otras personas que en realidad no sabes si te quiere, no sabes si te engaña, piensa... no te equivoques, una vez creíste tocar el cielo con las manos y en un instante descendiste al más profundo de los infiernos...Crees que vale la pena?. -Haz lo que yo te digo... no existían los amores eternos en tu vida hasta que llego tu amada, y seguramente todo eso lo único que te va a hacer es ilusionarte y volverte a lastimar...
No se si mis palabras son del todo ciertas, sí sé que no son tampoco del todo equivocadas, pero no es lo mismo pensar que sentir, no es lo mismo razonar que hacer las cosas impulsivamente, porque los que piensan son aquellos que nunca se arriesgan, y pobre de aquel que no esté dispuesto una vez en su vida a perderlo todo por la persona que ama, pobre de aquel que no esta dispuesto a olvidar, porque nunca será perdonado, pobre de aquel que es tan ciego y vacío que no es capaz de dejar de lado todas las trivialidades de la vida por amor, pobre de quien teniendo enfrente al amor de su vida, no es capaz de quitarse la careta y sentir...Porque el amor no solo es alegría, no solo es paz y ternura, el amor es también dolor y lagrimas, es angustia y desvelo, es muchas cosas, pero bueno la verdad es que no sé que pesa mas, si la RAZÓN o el SENTIMIENTO, lo que si sé es que si uno no siente se transforma simplemente en una roca... una cosa que no es capaz de demostrar cariño y confianza... Un cuerpo sin alma.
Por eso creo que ha llegado el momento de juzgarme por lo que siento, me puede salir bien o mal, puedo equivocarme o vivir el resto de mi vida con la persona que amo, lo que sí, jamás me perdonaría que por miedo o desconsuelo no sea capaz de tomar a la persona que amo, y gritarle a todo el mundo que por ella daría la vida...Y por último, otra cosa que tengo bien clara, es que el que se enamora soy yo, y el amor se siente con el CORAZÓN, no con la CABEZA".
Te estás preguntando cariño mío a que viene tanta reflexión de tu Emilio y el estar tan cavilando las cosas, simplemente porque como te he dicho al principio, siempre me he creído fuerte e indestructible y mi cuerpo me está diciendo que no, que ni soy tan fuerte ni tan destructible, he tenido unas achaques pequeños, sin importancia y mi cuerpo está un poquito resentido. Llevo todo estos días haciéndome análisis y reconocimientos y mañana me darán todo los resultados para ver que tengo que hacer para que mi maquinaria este perfectamente engrasada y lista para encontrarte.
No creas que soy tonto y no me doy cuenta de tu deseo de que estemos juntos, que es tanto como el mío, y de tu espera por estar de una vez por todas los dos compartiendo cosas en nuestras vidas, pero ten un poquito de calma mi vida, déjame engrasar este cuerpo y que mi mente se asienta en su debido sitio, así me entregará a ti con la revisión de los miles y miles de kilómetros hecha y tu podrás disfrutar otra vez de mi otros miles y miles de kilómetros. ¿te parece mi cariño lindo?
Te quiero hasta después del infinito.
Emilio
Ana nunca volvió a saber nada de Emilio.
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